Novedad!!! SIMULADOR DE CONDUCCION LOW COST- ESCUELAS DE MANEJO

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Una de las materias que no pueden faltar en una escuela de manejo, ya que será fundamental para los futuros conductores, son las clases básicas de mecánica y mantenimiento general del vehículo. ¿Cuántas veces no sucede que un conductor deja quemarse el aceite porque no sabe mirar el nivel en la varilla?

Cómo cambiar una rueda o mirar el aceite

En la escuela de automovilismo deben ofrecerse cursos específicos sobre éste y otros asuntos básicos, como el mantenimiento de ruedas, radiador, agua, o simplemente, ejercicios prácticos sobre cómo cambiar una rueda, con el fin de preparar lo más posible a los conductores ante posibles eventualidades y evitar así disgustos.

Son aspectos básicos a enseñar también el mantenimiento de frenos y los controles de dirección, para lo cual es necesario dar unas lecciones básicas de mecánica a los alumnos, y a continuación pasar a las clases prácticas. Uno o dos días de curso pueden ser más que suficientes, dependiendo de las horas que se dediquen, para que los futuros conductores tengan un primer contacto con las partes del vehículo que no se ven, pero que es  fundamental que se conozcan.

Posibilidad de ampliar el negocio

Las escuelas de manejo pueden incluso programar cursos específicos de mantenimiento para personas que puedan estar interesadas en dar un mejor cuidado a su vehículo o eficientar su uso, aunque ya dispongan de la licencia de conducción. Este es un servicio que no siempre se encuentra disponible y en el que muchas personas pueden estar interesadas.

Estos cursos son fundamentales para la seguridad vial y reducir los riesgos al volante, espacialmente cuando se planifica un viaje. En este caso es necesario tener los mínimos conocimientos y revista cuestiones básicas como la presión de los neumáticos, el nivel del aceite, el agua del radiador, y asegurarse de llevar las herramientas necesarias para cambiar una rueda. Así es que, enseñar a la población en general estos pequeños detalles puede ayudar a la educación vial y a la reducción de accidentes, al tiempo que crea un nuevo nicho de negocio para la escuela de conducción.

Siempre es conveniente seguir una rutina de revisación de los diferentes elementos que son importantes en un vehículo.

Si bien es verdad que la mayoría de los conductores hacemos una repasada general en los momentos previos a salir de vacaciones o hacer un viaje más largo de lo habitual, es cierto que para evitarnos sustos o roturas previsibles es aconsejable hacerla periódicamente.

En lo relativo a mecánica lo mejor siempre es dejar el automóvil en manos especializadas que pueden diagnosticar y eventualmente poner a punto lo que sea necesario.

Los conductores podemos y debemos revisar:

Neumáticos, comprobando la profundidad del dibujo de las gomas y que la presión de inflado sea la correcta. Ambos procedimientos se deben realizar con los neumáticos en frío.

Frenos, revisando el testigo de desgaste si lo tenemos o bien revisar las propias pastillas de freno. Si notamos que debemos pisar el pedal del freno hasta el fondo para que nuestro vehículo se detenga o vemos que se balancea de un lado a otro al frenar intensamente, lo mejor es llevarlo al taller para una revisación profesional.

Amortiguadores, es fácil de detectar un desgaste, ya que al pasar por sobre un bache del camino sentimos que nuestro automóvil rebota, no amortiguando el golpe.

Dirección, si sentimos ruidos en la asistencia cuando lo accionamos, sabremos que se trata de un problema y debemos llevarlo al taller.

Visibilidad, tener limpios y en buen estado los faros, los espejos retrovisores, el parabrisas y la luneta trasera. Si notamos que alumbran para cualquier lado podemos hacer regular nuestros faros para que apunten en dirección al camino.

Filtros, especialmente el de aire, pero también el de combustible y aceite.

Varios no menores, como tensión de las correas del motor, estado y antigüedad de las bujías, baterías, especialmente luego de detenciones prolongadas, de varios días o semanas.

Cada año se producen en España unos 14 mil accidentes de tránsito que involucran animales y uno de cada cuatro de estos accidentes tiene a gatos y perros como protagonistas. El resto de los accidentes tiene que ver con animales en la ruta, atravesando carreteras o pasos, pero en este caso salvo extremar cuidados hay muy poco que se pueda hacer en materia de educación.

Ahora bien, si un automóvil es parte de un accidente de tránsito involucrando en ello a un animal de compañía es otro el panorama, ya que nuestra responsabilidad toma un papel central.

Hay censadas más de 9 millones de mascotas en toda España y por la magnitud de estos números es que se hace imprescindible detenernos a pensar en los elementos de seguridad para incluirlos en nuestros viajes.

Cómo debemos protegerlos

Es muy común creer que llevando a nuestros amiguitos de cuatro patas en el asiento trasero del vehículo es suficiente, sin embargo el caso es similar al de un niño. Si frenamos de golpe cuando venimos a unos 50 kilómetros por hora, un animal de unos 20 kilos de peso que viaja en el asiento trasero se convierte en un proyectil con una fuerza de 700 kilos.

Esto puede dañar seriamente el asiento delantero o salir directamente despedido por el parabrisas, ambas consecuencias consideradas fatales para los demás ocupantes del automóvil.

Es muy importante saber que los animales también tienen su propio sistema de seguridad, hay un kit básico de transporte de animales en diferentes versiones disponible en el mercado.

Si tu mascota no soporta viajar con este tipo de seguridad, deberías pensar en alternativas como la realización de varias paradas a lo largo del viaje para que descanse y camine un poco, ubicarlo en otro medio de transporte o directamente no llevarlo contigo.

La actual legislación para el transporte de animales solamente determina que deben viajar en forma separada del conductor, básicamente con el objetivo de no producir distracciones o molestias al mismo.

Aún así, no es poco frecuente ver a perritos viajando sentados en el asiento del acompañante o incluso en la falda del conductor. Estas faltas son pasibles de multas equivalentes a 100 euros.

Más cosas para cambiar

El abandono en la vía pública es otro de los grandes problemas del tránsito que involucra a las mascotas. Anualmente son abandonados unos 100 mil perros en nuestras calles y carreteras, constituyendo varios problemas a la vez, de tránsito, de salubridad, de desarraigo y daños a los propios animales.

En definitiva, los animales domésticos son problemáticos en el tránsito y la vía pública pura y exclusivamente por las acciones equivocadas que los seres humanos tomamos con ellos y que entre todos podemos y debemos cambiar.

 

Como veníamos diciendo, normalmente las colisiones no se producen cuando nuestro velocímetro marca el máximo, sino que poco antes del accidente, quien percibe un peligro intenta detenerse.

Un ejemplo puede ayudarnos a reflexionar

Imaginemos que una colisión se produce por una maniobra inadecuada de uno de los conductores, por ejemplo un automóvil se cambia de carril sin ver que hay otro que viene en sentido contrario en ese mismo momento.
Una reacción normal y a la vez errada, sería dar un volantazo para intentar volver a su propio carril y frenar a fondo para evitar el choque de frente.

Recorreremos en diagonal unos 50 metros mientras frenamos a razón de unos 30 kilómetros en la hora (kmh) por segundo mientras pisamos a fondo el pedal del freno.

Si veníamos a unos 120 kmh esos 50 metros recorridos solamente nos permitirán bajar la velocidad a un poco menos de 60 kmh, una velocidad alta para chocar contra otros objetos, pero que nos brinda ciertas expectativas de superar una muerte segura en el caso contrario.

Más velocidad = más riesgo

Si nuestra velocidad era de 150 kmh esos 50 metros que recorrimos frenando al máximo nos permitirán llegar a 108 kmh lo que definitivamente casi liquida nuestras esperanzas de sobrevivir en caso de colisionar contra otro objeto.

Obsérvese que mientras que la velocidad del automóvil solamente aumentó un 25 por ciento de 120 kmh a 150 kmh) la velocidad luego de transcurridos los 50 metros y volver a nuestro carril ha aumentado un 80 por ciento (entre 60 kmh y 108 kmh)
En un crash-test regular, una colisión a 60 kmh produce cambios importantes en la carrocería del vehículo y se mantiene bastante entera la cabina de los pasajeros, mientras que a 108 kmh los cambios a todo nivel son alarmantes.
Vale la pena pensar acerca de estos temas antes de tener que resolverlos en una carretera.

 

Seguimos desarrollando la serie de comparaciones entre conducir a 120 kilómetros en la hora (kmh) o hacerlo a 150 kmh, en esta ocasión reflexionaremos juntos acerca de las eventuales colisiones.

Rigurosamente hablando, ambas velocidades son terribles a la hora de producirse alguna colisión, no hay mayores diferencias si colisionamos con algún objeto, las probabilidades de que las consecuencias sean fatales se acercan al 100 por ciento en ambos casos.

La diferencia está en analizar si podemos ensayar algunas maniobras defensivas y tener algunas posibilidades extras de evitar las colisiones.

¿Qué sucede cuando colisionamos a estas velocidades?

En los choques se libera energía en forma descontrolada, esa energía se traduce en la capacidad de producir cambios y obviamente mientras más energía se libera más cambios se producen.

Habitualmente utilizamos este mismo concepto en forma totalmente controlada, es decir liberamos la energía que queremos para hacer los cambios que deseamos. Por ejemplo para marchar, liberamos una cantidad de energía que mueve el vehículo y simplemente nos trasladamos de un lugar a otro.

Cuando esta energía se libera sin control a altas velocidades, los cambios casi siempre son negativos, perjudiciales.
Cuando el vehículo se mueve a determinada velocidad posee una gran cantidad de energía cinética, traducible en el cuadrado de la velocidad que lleva el automóvil.

Debido al uso de una regla de tres simple, si duplicamos la velocidad estaremos cuadruplicando la cantidad de energía cinética de nuestro vehículo.
Si comparamos las velocidades que venimos manejando en esta serie de artículos, podemos ver que si pasamos de 120 kmh a 150 kmh estamos aumentando un 56 por ciento nuestra energía cinética.

Un ejemplo aclara las ideas

Un automóvil estándar tiene una masa que normalmente ronda la tonelada métrica. A una velocidad de 120 kmh esta masa acumula una energía de 555 mil julios, lo equivalente a 113 repeticiones de un levantador de pesas trabajando con 200 kilos a dos metros y medio del suelo cada vez.

Para el caso que vayamos rodando a 150 kmh el mismo levantador debería poder realizar unas 177 repeticiones de su ejercicio.
En la próxima entrega veremos que sucede cuando intentamos frenar para evitar colisiones.