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2011 19 Ago

Actualmente, la cantidad de accidentes de tránsito que ocurren a diario es alarmante a nivel mundial. Por eso, es muy importante saber de qué forma actuar frente a una situación de conflicto. Mientras esperamos la llegada de una ambulancia, podremos seguir algunos procedimientos que pueden ser muy útiles en estos casos.

En primer lugar, mantener la calma

Parece lo más sencillo, pero es lo más dificultoso a la hora una situación delicada. Es fundamental, sin embargo, generar un clima de tranquilidad. Si debemos esperar una ambulancia, no se gana nada con estados de alteración generalizados: en estados de desesperación el herido podría moverse generándose aún más lesiones. Es altamente recomendable acompañar en todo momento a la víctima, dialogando con ella y observar atentamente la evolución de su estado general.

Asimismo, es muy importante prestar  atención a curiosos (siempre presentes en este tipo de sucesos) que, lejos de brindar alguna ayuda, generan con su presencia un clima de espectacularidad y desesperación nada favorecedor para las víctimas. Es bueno saber que el herido todavía no tiene conciencia plena de su cuerpo y estado general, por lo que no agradable que vea caras ajenas de desesperación y susto. Así que si está a su alcance, intente retirarlos lo más posible del lugar de los hechos.

En segundo lugar, no haga de más

En muchas ocasiones, intentando ayudar podemos conseguir todo lo contrario; por eso por más que el general de la gente actúe de buena voluntad, hay cuestiones fundamentales que habría que evitar.

La primera regla básica es que nunca debe moverse a los heridos graves. Si existe la mínima posibilidad de que las víctimas tengan algún tipo de lesión medular desconocida por todos hasta ese momento, intentar moverlo podría convertirlo automáticamente, en una víctima fatal. Para eso esperaremos a la asistencia médica; pues son ellos quienes cuentan con los conocimientos necesarios para trasladar a los siniestrados.

 

 

2011 8 Jul

La Organización Mundial de la Salud, a través de la Organización Panamericana de la Salud, se encarga de revisar constantemente las legislaciones de los distintos países de América Latina, sugiriendo estándares mínimos que ofrezcan seguridad vial a los habitantes de dichos países.

Una de las cuestiones que más atención ha recibido de dicho Organismo Internacional, es el seguro de responsabilidad civil. Considerado como la solución más común a la que recurren diversos ordenamientos jurídicos en América Latina, es el medio óptimo para delimitar responsabilidades, ya que se cubren los gastos funerarios, médicos e incluso costos materiales que puedan sufrir las víctimas de un siniestro. Desafortunadamente, un gran número de vehículos no son asegurados y en algunas ocasiones, las empresas que cuentan con una concesión para transporte público, tienen pólizas vencidas o no ofrecen dicho seguro a sus pasajeros.

El problema es que en América Latina, las condiciones económicas en muchos casos no permiten que los conductores o las empresas, adquieran dicho seguro, y en el resto de los casos es simplemente irresponsabilidad. Si bien es cierto que este seguro es solamente obligatorio para aquellas personas físicas o morales que cuentan con una concesión de transporte público, su objetivo es procurar la seguridad de las víctimas en caso de que se produzcan lesiones o daños, siendo muy útil para el resto de la población que cuenta con un automóvil. La Organización Panamericana de la Salud señala que Haití, Honduras, Cuba, Uruguay y Paraguay, no cuentan con legislación alguna referente al seguro de responsabilidad civil, dejando en total indefensión a las víctimas de accidentes viales. En el resto de los países de América Latina, aún con ciertas variaciones en cuanto a los alcances de las coberturas de el referido seguro, existe legislación al respecto, aunque en países como Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, República Dominicana y Venezuela, el supuesto jurídico no se encuentra vigente.