Los programas de seguridad vial implementados en Venezuela se han aplicado en forma directa a los conductores de automóviles, a quienes se ha sancionado estrictamente. Sin embargo, el número de accidentes de tránsito continua incrementándose y las consecuencias no se hacen esperar; conjuntamente con los costos que recaen sobre el gobierno.
Por otro lado, la administración venezolana debe transmitir y convencer a la población que la seguridad vial es una forma necesaria de cultura y educación, que garantiza el respeto y conservación de la propia vida y de los demás en las vías públicas.
La educación, no tan presente en la estrategia de seguridad vial
La población, compuesta por los usuarios de los transportes públicos y privados, ciclistas, motociclistas y peatones, también deben de ser informados acerca de la responsabilidad que comparten con los conductores en los accidentes de tránsito. La seguridad vial debe ser parte de la cultura de prevención de los ciudadanos venezolanos, para evitar que sean atropellados o que sufran cualquier accidente en la calle.
La falta de seguridad vial en Venezuela produce pérdidas de vidas humanas, gran cantidad de lesionados e incapacitados de por vida y con menoscabo de los bienes materiales, así como daños sociales típicos como el rompimiento de la estructura familiar y disolución de vínculos sociales cercanos, entre otros. Estos daños son efectos secundarios y no son considerados en primera instancia, debido a que los eventos primordiales causan problemas mucho más complejos.
La aplicación de los programas de seguridad vial evitaría la aplicación de sanciones y penalizaciones, pero en términos generales es mucho más económico educar a los venezolanos a través de los planes de cultura y educación vial que muestran, transmiten y difunden las normas, reglas y señalizaciones viales. Estos son programas prácticos para conductores, ciclistas, motociclistas y peatones, por otro lado, los programas han incluido acertadamente a los infantes y adultos.
Los diversos programas de Seguridad Vial, implementados en las ciudades de Perú, han resultado poco eficientes para controlar los accidentes de tránsito, colisiones, choques y atropellamientos que se presentan en las zonas urbanas. Los eventos viales continúan ocurriendo de forma constante y las victimas aumentando, con los costos financieros que ello implica.
Entre los diversos programas y campañas de seguridad vial, una de las últimas que se presentó fue dada a conocer por el Ministerio de transporte y Comunicaciones de Perú y se denominó “Cambiemos de actitud”. Su objetivo primordial se planteo como: crear conciencia para prevenir los accidentes de tránsito.
Una campaa para salvar vidas
El objetivo de esta campaña consistió en que los peatones y conductores de los diferentes transportes adquirieran consciencia acerca del respeto, conocimiento y difusión de las normas de tránsito, así como la prevención de los accidentes viales.
La campaña fue lanzada con gran parafernalia, y se dio a conocer la difusión de cinco videos de seguridad vial que empezaron a transmitirse desde junio de este año. En las proyecciones se da a conocer la composición, los mensajes generales y por etapas de la seguridad vial.
Este proyecto de seguridad vial intenta disminuir los accidentes de tránsito, aumentar el número de peruanos que respeta las señales viales, que disminuyan los peatones imprudentes y los conductores que manejan con exceso de velocidad después de haber ingerido bebidas alcohólicas. Además, la campaña “Cambiemos de actitud” hace señalamientos elementales para que los conductores y peatones actúen de una manera diferente, con el fin de salvar vidas cuando se está conduciendo.
Por otro lado, las carreteras del Perú carecen de una infraestructura adecuada, existen tramos incompletos y que carecen de pavimentación, que constituyen un factor adicional que produce accidentes de tránsito.
En Honduras la eficiencia de los diversos programas de Seguridad Vial, establecidos en las ciudades más pobladas del país, tienen como objetivo reducir los accidentes que se registran en las carreteras que conducen a la capital del país.
Sin embargo, los accidentes de tráfico continúan incrementándose, al igual que las victimas, los fallecimientos, averías materiales y daños a terceros, consecuencias de los eventos viales. En la mayoría de los casos las víctimas quedan sin liquidación debido a que no hay seguro que cubra estos gastos.
Es decir, el planteamiento, las estrategias y la finalidad de los programas de Seguridad Vial, no están resultando adecuados para disminuir la ocurrencia de los accidentes de tránsito en las vialidades de Honduras.
La educación vial, clave para el éxito
Por otro lado, la ley de tránsito tiene como finalidad preservar el orden público y la integridad física de las personas, así como la protección de los bienes materiales. Esta legislación destaca la necesidad de crear una cultura vial para los hondureños y como complemento propone la educación vial para los niños pequeños, indicando que la edad ideal es la etapa escolar de nivel básico.
Finalmente, la seguridad vial y la ley de tránsito son plataformas complementarias que protegen y garantizan la vida de los hondureños, cuando conducen respetando las normatividades y reglamentos viales. Estas entidades estiman que la creación de una cultura y educación vial ayudará a que los conductores, ciclistas, motociclistas y peatones tomen conciencia acerca de las responsabilidades en particular que les atañen y después, aquellas que en grupo les corresponden.
Aprender y conocer los reglamentos, así como distinguir y respetar las señalizaciones. Está es una forma directa de disminuir los accidentes de tránsito, las consecuencias derivadas de los mismos y por ende incrementar la eficiencia de los programas de seguridad vial.
Las contingencias viales ocurridas en las ciudades de Colombia no disminuyen a pesar de los programas de Seguridad Vial establecidos por las autoridades correspondientes. Por otra parte, el gobierno se ha adherido responsablemente a la propuesta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), conocida como “El decenio de acción para la Seguridad Vial 2011-2020”, cuyo objetivo es reducir al 50% las muertes causadas por los accidentes de tránsito. Sin embargo, a pesar de la propuesta por una dinámica de trabajo y esfuerzo, el caos continúa.
¿Programas ineficientes?
Los programas de Seguridad Vial se han aplicado convenientemente entre la población colombiana, sin embargo, la ocurrencia de los accidentes de tránsito parece contradecir la eficacia de los mismos. Por otro lado, las leyes de tránsito, normas, reglamentos y señalizaciones no se respetan por completo y probablemente se desconocen entre una gran parte de la población.
Esta falta de conocimiento, consciencia y respeto, terminan favoreciendo los eventos viales, atropellamientos, choques y colisiones. Como consecuencias lógicas de este tipo de situaciones, se presentan las pérdidas económicas, los fallecimientos, las pérdidas de los bienes materiales y los daños emocionales, que sufren los deudos de las víctimas que pierden la vida.
El funcionamiento adecuado de los programas de Seguridad Vial va a depender de la capacidad que el gobierno de Colombia despliegue para que la información llegue a los ciudadanos, difundiendo las normas, reglas y señales básicas de Seguridad Vial para protegen la vida de conductores, peatones, ciclistas y motociclistas, que se aplican a personas adultas y menores.
Posteriormente, se pueden llevar a cabo el establecimiento de diversas actividades de Seguridad Vial entre la población, que prevengan y favorezcan la reducción de accidentes viales en forma directa.
El uso de las motocicletas como medio de transporte se incrementa cada vez más en las grandes ciudades de México, debido a que en los últimos cinco años el parque vehicular satura las vialidades de alta, media y baja velocidad. Por ello, los programas de seguridad vial se están diversificando, el gobierno federal y estatal elaboran planes, en conjunto y por separado, para proteger a la población usuaria de este nuevo medio de transporte que se populariza rápidamente a nivel nacional.
Sin embargo, los peligros para las personas que utilizan motocicletas son mayores, porque se encuentran expuestos, tanto los conductores como los acompañantes, ante los vehículos que no los respetan y son vulnerables al circular entre los automóviles y en medio de las vialidades.
Los factores que causan los accidentes de tránsito
Por lo tanto, los organismos de tránsito responsables indican que por autoprotección los motociclistas deben conocer los factores de riesgo que les atañen y han de ser consciente de su vulnerabilidad. Asimismo, es obligatorio conocer la normatividad de seguridad vial, así como la reglamentación de tránsito que les otorga derechos y obligaciones como ciudadanos mexicanos.
Uno de los principales factores de riesgo que propicia los accidentes y fallecimientos de los motociclistas en las ciudades de México es la edad, el 22% de los casos corresponde a jóvenes de 18 años, el 5% son jóvenes de 20 años, además, la mayoría de los incidentes ocurre entre personas cuya edad fluctúa entre los 17 y 37 años.
Por otro lado, en forma semejante a los conductores de vehículos, el alcohol y las drogas son elementos de riesgo, que ocasionan la muerte de motociclistas en número importante. La temporalidad asociada a los cambios de clima, no afecta de forma importante la incidencia vehicular, como en otros países. Sin embargo, en el ciclo semanal la frecuencia de contingencias viales, se incrementa los fines de semana, específicamente los viernes y sábados.