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2011 22 Ago

Los puntos ciegos en un vehículo son aquellas partes traseras y delanteras de éste que quedan fuera del campo de visión del conductor. En ocasiones, por la costumbre, se olvida que existen estos ángulos muertos, y esto es causa frecuente de accidentes. El más común de estos es atropellar a alguien, especialmente niños, cuando se circula en retroceso.

Cada auto tiene puntos muertos diferentes, dependiento del tamaño. Aquellos vehículos que tienen mayor altura, por ejemplo los tipo camioneta, cuentan con puntos ciegos de mayor dimensión.

Regular los espejos correctamente

Por ello, regular correctamente los espejos laterales y retrovisores del vehículo, así como tomar las precauciones debidas, son pasos importantes para evitar esos pequeños ángulos muertos que pueden causar alguna sorpresa desagradable.

La forma correcta de regular los espejos laterales es sentarse en el lugar del conductor  y mover los espejos de manera que, cuando la persona voltea a mirar, apenas puedan apreciarse los costados del automóvil, tanto en el lado derecho como en el izquierdo. Para comprobar si los espejos están bien colocados, se debe conducir por el carril derecho y mirar al vehículo que viene por la izquierda. Este auto no debería desaparecer del campo de visión del conductor, pues cuando desaparece del espejo debería quedar ya en la periferia de visión ocular de la persona, lo cual permite comprobar que están bien regulados. Si el vehículo permanece fuera de la vista durante varios segundos, los espejos están mal colocados y es necesario regularlos de nuevo.

Otras precauciones

Además de regular los espejos, si no se está totalmente seguro de tener un vehículo situado en un ángilo muerto, conviene mirar por encima del hombro, pues siempre es mejor estar totalmente seguros a generar un accidente o atropello innecesario. Otro aspecto importante es tener en cuenta los puntos ciegos de los demás conductores, y no solo los propios.  Por ejemplo, si un vehículo se sitúa demasiado cerca de la parte posterior de un camión, es posible que este no se percate de que está detrás.  Por ello, conviene dejar la distancia adecuada para poder aparecer en el campo de visión del resto de vhículos cuando se circula tras ellos.

 

2011 21 Ago

El proyecto Pre Drive C2X, impulsado por un consorcio de empresas del sector automotor y de tecnología con el apoyo de la Unión Europea (UE), pretende crear un sistema de comunicación entre vehículos que aumente la seguridad vial y prevenga accidentes.

Este sistema, que aplica toda la tecnología disponible a la seguridad del automóvil, detecta la información del ambiente que rodea al vehículo, tanto de otros automóviles como de las infraestructuras cercanas,  para comunicársela al conductor ante posibles peligros en las proximidades. Además, controla el vehículo y el comportamiento del conductor al volante con objeto de avisar de posibles imprudencias o desperfectos.

Vehículos comunicados entre sí

¿Cómo funciona? Muy sencillo. El sistema está basado en unidades de comunicación, ubicadas en vehículos e infraestructuras a pie de calle.  Estas unidades de comunicación colocadas en las calles transmiten información precisa y actualizada sobre la situación del tráfico a los autos. Por ejemplo, si en una calle se está realizando un trabajo de restauración de la calzada y un carril está cortado, la unidad de comunicación enviará estos datos al vehículo, que recibirá un  aviso de restricción de un carril y de limitación de la velocidad.

En el supuesto de que un automóvil sufra un desperfecto, la unidad de comunicación que lleva incorporada transmite las coordenadas de su posición al resto de vehículos que están cerca, y estos a su vez lo transmiten a otros. Este tipo de sistema evitaría numerosos accidentes que se producen por falta de visibilidad o de información.

Más información, menos accidentes

Con todos estos datos, el conductor puede tomar las precauciones necesarias en cada caso, y adaptar su forma de manejar a las situaciones específicas del tránsito. La persona puede tener información mucho más precisa sobre lo que sucede en su vehículo y alrededor de este,  datos que de ninguna manera estarían al alcance visual o auditivo del piloto del vehículo.

La puesta en marcha de este sistema supondría un salto en la seguridad vial, pero, por el momento, es  solo un  proyecto en fase de pruebas. Sin embargo, esto demuestra que la seguridad vial del futuro ya está más cerca de alcanzarnos.

 

2011 20 Ago

Parece ser una interrogante bastante difícil de resolver: cuál es la mejor edad para aprender a conducir, ¿cuando uno es más joven, a edad más madura o la tercera edad?

Analizaremos el caso de un aspirante a conductor que debe aprender a conducir y sacar su primer permiso a una edad de 30 años.

Ya no es un jovencito sin experiencia y tampoco es un adulto camino a la jubilación cercana, simplemente está a medio camino de su vida laboral útil.

Supongamos que durante varios años no necesitó el permiso para conducir y tanto para su trabajo como para su tiempo libre utiliza el transporte público en todo momento.

Sin embargo, a esta altura de la vida de nuestro aspirante, las circunstancias lo han llevado a la necesidad de aprender a conducir vehículos, puede ser que las distancias entre su domicilio y su trabajo hayan variado, que los horarios no coincidan, que deba cambiar de trabajo, en fin, posibilidades hay un montón.

Características de un aprendiz maduro

Algo muy común que se piensa en estos casos es que el nuevo conductor tendrá mucha tensión en sus primeras incursiones almando de un vehículo y lo real es que es así, pero debido a que ya no se trata de un joven inexperiente, tiene la posibilidad de transformar esa tensión en una actitud alerta.

La experiencia de vida le permite a este tipo de principiantes reaccionar ante los mismos estímulos de manera bien diferente y transformar una salida negativa en una positiva.

Incluso en carretera se siente la diferencia, ya que al carecer de experiencia uno se concentra más en los detalles del camino y no de la velocidad o de los adelantamientos, algo muy común en los jóvenes conductores cuya prisa parece ser mucho mayor.

De pronto la experiencia de haber tenido otro rol en el mismo tránsito nos indica que nuestra conducta se debe orientar hacia la disminución de las situaciones de peligro y de incomodidad.

Hemos tenido tiempo para andar apurado y ahora se nos presenta la oportunidad de no preocuparnos demasiado por el tiempo sino por otros aspectos de la conducción, como por ejemplo la comodidad, la evitación de los grandes centros de las ciudades, las circunvalaciones a las horas pico del tránsito o los pocos lugares para estacionarse en un centro comercial.

Está muy claro, no hay una edad ideal para aprender a conducir, pero la madurez ayuda mucho a no complicarse innecesariamente.

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2011 17 Ago

Una de las principales características del transporte profesional de primera calidad es la seguridad, lo que justifica que gran parte de la formación del conductor profesional deba dirigirse hacia la prevención de accidentes.

El objetivo no es solamente minimizar los costos directos de un eventual siniestro, sino también trabajar sobre los impactos dentro de la organización, en la sociedad y en la imagen de la empresa.

La definición de accidente sería el resultado final de un proceso donde coinciden diversos eventos, condiciones y conductas. Pueden confluir el estado del vehículo, de la red vial, la normativa, la señalización, la gestión de seguridad, la supervisión y el comportamiento del conductor, junto con sus capacidades psicofísicas.

Como sabemos, en general un accidente no se produce debido a alguno de estos factores tomado en forma aislada, sino que es por la compleja conjunción de varios de ellos.

Cualquier combinación equivocada de estos factores puede desembocar en una situación catalogada de riesgo.

Ajustando un poco los conceptos

Podemos hacer una distinción entre incidente y accidente, tomando el primer concepto como previo y posible desencadenante del segundo, es decir cuando hay un incidente en el tránsito, es probable que a partir de él se produzca un accidente.

El incidente es sin lugar a dudas una situación de riesgo, luego de la cual se puede o no desarrollar un accidente.Nuestra acción educativa podría perfectamente dirigirse a trabajar evitando los incidentes de tráfico.Por ejemplo, algunas veces observamos giros riesgosos de vehículos, producto de la fatiga del conductor, del estrés, del apuro o negligencia. Sin embargo estos giros no siempre desembocan en un accidente de tránsito.

Si estamos hablando de conductores profesionales podemos trabajar estos aspectos en forma preventiva, previamente a que estos factores perjudiciales para los conductores se desarrollen.

Podemos trabajar también sobre la extensión de la confianza más allá del límite realmente confiable de cada conductor, momento en que en lugar de constituirse en una cualidad se vuelve un verdadero riesgo.Es posible que incluso pase un tiempo y los incidentes no se vuelvan accidentes y las conductas peligrosas se vuelvan normales, esto es debido a que los individuos no valoramos adecuadamente los verdaderos riesgos que estamos corriendo y los vemos a la luz de nuestra propia experiencia particular.

En una labor social desarrollada por academias especializadas se puede trabajar este tema a partir de compartir con los alumnos decenas de experiencias, mostrando un panorama muchísimo más amplio y completo que el que podamos abarcar individualmente.

Debemos formar conductores que se manejen dentro de los límites de seguridad impuestos por la normativa vigente, el correcto uso de los vehículos y el sentido común para tomar buenas decisiones cuando sea necesario.

Aún en el posible error, el conductor profesional debe incorporar en su conducta la idea de protección de los actores más vulnerables que se puedan encontrar en una situación de riesgo, y esa es una labor impostergable para el sistema educativo vial.

2011 15 Ago

En algunas universidades catalanas pronto será posible tomar cursos para aprender Seguridad Vial y esto le permitirá al alumno obtener créditos de libre elección para sus carreras.

El programa universitario de Conducción Segura y Seguridad Vial impulsado por UPC, la UB y la UAB está siendo apoyado por el Servicio Catalán de Tránsito.

Además algunas compañías aseguradoras van a reconocer específicamente estos cursos y ofrecerán descuentos y condiciones ventajosas para contratar seguros a quienes obtengan estos créditos.

El curso diferencia las opciones de turismo y de moto

La parte teórica está diseñada para seguirla por Internet y la práctica consta de 15 horas presenciales en el circuito que está instalado en Castellolí.

Cualquiera de los estudiantes de las universidades mencionadas podrá acceder a esta formación con el único requisito de posesión del permiso B para conducir con seis meses de antigüedad.

Una iniciativa en el sentido correcto

Esta iniciativa constituye el primer paso para considerar la Educación Vial como una materia más en el entramado de la formación de los ciudadanos.

Cuando hablamos de formación en Educación Vial y vemos programas concretos y acciones en ese sentido, nos damos cuenta del impacto que éstas pueden tener en la sociedad.

Sería deseable que simultáneamente a estas experiencias a nivel terciario de la formación no se retiren o disminuyeran las horas que se dedican a nivel escolar a este tema tan importante, ya que a tempranas edades hay campo muy fértil para sembrar las semillas que produzcan la seguridad vial del futuro.

Es muy importante que a cada nivel donde se pueda hacer, se trabajen junto al alumnado conceptos como transporte privado y público, medios de protección, disposiciones de tránsito, elementos de circulación vial y primeros auxilios en caso de accidentes.

Estos elementos, así como valores y actitudes como la autoestima, el respeto mutuo, la responsabilidad individual y colectiva, el cumplimiento de las normas y la valoración de la integridad, de la salud, de la vida personal y social, van a ir cimentando los cambios que son necesarios para re-educarnos en el sentido correcto y poder enfrentarnos adecuadamente a los problemas del tránsito.