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2011 23 Ago

Peatones y ciclistas corren en todos los países un mayor riesgo de convertirse en víctimas mortales en un accidente  de tránsito, ante la desprotección que presentan  frente a un vehículo automotor, pero en el Perú este riesgo se multiplica considerablemente. Según reveló la Organización Mundial de la Salud (OMS) en ese país, el 80 por ciento los accidentes de tráfico con fallecidos estos son peatones.

En el resto de la región latinoamericana esta tasa se reduce al 50 por ciento de las muertes. La OMS  estima que ocho de cada diez muertes en accidentes en el país corresponden a viandantes, los usuarios más vulnerables de las vías. Además la isntitución calcula que si no se implementan soluciones que prevengan este tipo de accidentes, estas cifras aumentarán un 65 por ciento para el año 2020.

Costes demasiado altos

Además, según las últimas estadísticas reveladas por el Ministerio de Salud, cada día pierden la vida siete personas en accidentes de tránsito en el Perú, y cada hora cinco más resultan heridas, cifras que colocan al país en las primeras posiciones mundiales en lo que respecta a inseguridad vial.

Estas cifras trágicas tienen otra lectura, y es que le cuestan al país la pérdida de cientos de jóvenes en edad de incorporarse al mercado laboral, ya que el 50% de las víctimas tienen entre 13 y 25 años. Y no solo eso, sino que el coste económico también es directo en atención sanitaria a lesionados, pues el Estado gasta más de mil millones de dólares anualmente, es decir entre un 1 y un 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), en atenderlos.

Causas Diversas

Las principales causas de estas cifras segúnla OMS son la falta de una cultura de seguridad vial entre los conductores y peatones, así como la ausencia de respeto a las normas de tránsito, la velocidad excesiva, el consumo de alcohol y la falta de políticas públicas específicas de protección al peatón por parte de las autoridades.

 

2011 22 Ago

América Latina es una de las regiones del mundo donde los accidentes de tránsito generan mayor número de muertes en el mundo, más de cien mil anualmente, según las cifras que se dieron a conocer en la pasada conferencia Década de Acción para la Seguridad Vial.  Es necesario puntualizar que una gran cantidad de esas muertes, aproximadamente un tercio de ellas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se producen por estar relacionadas con el consumo de alcohol.

Efectos negativos

El alcohol es un producto altamente negativo para las facultades sensoriales, que son absolutamente necesarias para una conducción segura. Esta susstancia actua como depresor del sistema nervioso, por lo cual afecta al tiempo de reacción de la persona, es decir, al tiempo que se tarda en percatar de algo y a la sensibilidad a acontecimientos externos. También reduce la capacidad visual, produce efectos negativos sobre la motricidad y la coordinación, reduce la capacidad de atención, y la de seguir una trayectoria. Estos son factores que disminuyen considerablemente las habilidades para conducir y aumentan proporcionalmente las posibilidades de sufrir un accidente.

Mitos y verdades

Por eso, conviene revertir algunos mitos oídos por todos,  y que no son ciertos respecto al alcohol. Uno de ellos es que la bebida alcohólica afecta por igual a todas las personas en cantidades bajas. Esta afirmación no es cierta, pues cada persona, dependiendo de su peso, edad e índice de grasa corporal, presentará una tasa distinta de alcoholemia.  Otro de los mitos que se escucha con frecuencia es que el alcohol no es absorvido por el cuerpo si se cosume con alimentos.  Es cierto que se retrasa la abosrción en la sangre, pero termina siendo absorvido de igual manera. Por tanto, solo se atrasa el efecto, pero no se elimina. Otros afirman que se puede reducir el alcohol en sangre durmiendo una siesta, tomando un café o bañándose. Esta es otra creencia falsa, pues el nivel de alcohol en sangre no puede reducirse con ninguno de estos métodos, y únicamente desaparece cuando es procesado y absorvido por el organismo.

Aunque la tasa permitida de alcoholemia en los países de Latinoamérica varía, sin duda lo mejor es no tomar si se tiene que conducir, o viceversa. De esta manera, se evita correr un riesgo innecesario al volante o poner en riesgo la vida de otras perosonas, pues alcohol y automóvil forman un cóctel que casi nunca genera buenos resultados.

 

2011 21 Ago

Es una de esas palabras que asustan nada más oírla, sin embargo, la amaxofobia es una patologías más común de lo que generalmente se cree. Y es que el miedo a subirse a un auto, y más aún, a conducirlo, puede llevar a muchas personas a prescindir de un medio de transporte que facilita la vida y se hace necesario en muchas ocasiones, e incluso a aislarse y no salir de casa.

La amaxofobia es, según la definición de la Real Academia de la Lengua Española, el temor patológico a conducir un vehículo o viajar en él. No existen cifras que indiquen a cuántas personas afecta esta patología en América Latina, pero es más común de lo que se piensa y no distingue entre edades o sexos, pues afecta por igual a mujeres y a hombres. Se trata de un miedo irracional que invade a la persona, en ocasiones de manera repentina, y que además, es muy poco comprendido por la sociedaden general, pues se tiende a restar importancia al tema e incluso a burlarse de estas patologías.

Sudor y taquicardias durante la conducción

Entre los síntomas que presentan las personas que sufren este tipo de trastorno están la  excesiva sudoración, ataques de pánico al volante, dolor de estómago, estrés, sensación de descontrol, temblores y taquicardia. Repentinamente, la persona que manejaba con total tranquilidad y seguridad, y que estaba capacitada para ello, comienza a sentir miedo paulatinamente, primero al  conducir a velocidades altas, al adelantar a otro auto, después al incorporarse a una autopista, y progresivamente a todo lo que esté relacionado con el vehículo.

Aunque el origen de esta fobia puede ser diverso, en general se relaciona con traumas relativos accidentes de tránsito, u otros trastornos de ansiedad o estrés postraumático.  Por ello, lo más recomendable para atajarlo es asistir aun especialista que trabaje este miedo, pues, igual que otras fobias, identificando, racionalizando y trabajando sobre ellas pueden ser superadas.

El entorno es importante

Adicionalmente, para quienes sufran este tipo de miedo, se recomienda analizar la situación con calma,  estudiar las posibles soluciones y hacerse acompañar por personas de confianza que ayuden a comprender que no existe un peligro real por el hecho de manejar o subirse a un vehículo. El entorno de la persona es muy importante, ya que si existe compresión, esta fobia puede superarse en tres meses.

También es recomendable que el resto de conductores estén informados de que esta enfermedad existe. De este modo, si detectan que alguien realiza maniobras extrañas, frena bruscamente o no adelanta a un camión en carretera pese a tener el espacio suficiente, es posible que se encuentre ante una persona que sufre de amaxofobia.

 

2011 20 Ago

Parece ser una interrogante bastante difícil de resolver: cuál es la mejor edad para aprender a conducir, ¿cuando uno es más joven, a edad más madura o la tercera edad?

Analizaremos el caso de un aspirante a conductor que debe aprender a conducir y sacar su primer permiso a una edad de 30 años.

Ya no es un jovencito sin experiencia y tampoco es un adulto camino a la jubilación cercana, simplemente está a medio camino de su vida laboral útil.

Supongamos que durante varios años no necesitó el permiso para conducir y tanto para su trabajo como para su tiempo libre utiliza el transporte público en todo momento.

Sin embargo, a esta altura de la vida de nuestro aspirante, las circunstancias lo han llevado a la necesidad de aprender a conducir vehículos, puede ser que las distancias entre su domicilio y su trabajo hayan variado, que los horarios no coincidan, que deba cambiar de trabajo, en fin, posibilidades hay un montón.

Características de un aprendiz maduro

Algo muy común que se piensa en estos casos es que el nuevo conductor tendrá mucha tensión en sus primeras incursiones almando de un vehículo y lo real es que es así, pero debido a que ya no se trata de un joven inexperiente, tiene la posibilidad de transformar esa tensión en una actitud alerta.

La experiencia de vida le permite a este tipo de principiantes reaccionar ante los mismos estímulos de manera bien diferente y transformar una salida negativa en una positiva.

Incluso en carretera se siente la diferencia, ya que al carecer de experiencia uno se concentra más en los detalles del camino y no de la velocidad o de los adelantamientos, algo muy común en los jóvenes conductores cuya prisa parece ser mucho mayor.

De pronto la experiencia de haber tenido otro rol en el mismo tránsito nos indica que nuestra conducta se debe orientar hacia la disminución de las situaciones de peligro y de incomodidad.

Hemos tenido tiempo para andar apurado y ahora se nos presenta la oportunidad de no preocuparnos demasiado por el tiempo sino por otros aspectos de la conducción, como por ejemplo la comodidad, la evitación de los grandes centros de las ciudades, las circunvalaciones a las horas pico del tránsito o los pocos lugares para estacionarse en un centro comercial.

Está muy claro, no hay una edad ideal para aprender a conducir, pero la madurez ayuda mucho a no complicarse innecesariamente.

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2011 19 Ago

Actualmente, la cantidad de accidentes de tránsito que ocurren a diario es alarmante a nivel mundial. Por eso, es muy importante saber de qué forma actuar frente a una situación de conflicto. Mientras esperamos la llegada de una ambulancia, podremos seguir algunos procedimientos que pueden ser muy útiles en estos casos.

En primer lugar, mantener la calma

Parece lo más sencillo, pero es lo más dificultoso a la hora una situación delicada. Es fundamental, sin embargo, generar un clima de tranquilidad. Si debemos esperar una ambulancia, no se gana nada con estados de alteración generalizados: en estados de desesperación el herido podría moverse generándose aún más lesiones. Es altamente recomendable acompañar en todo momento a la víctima, dialogando con ella y observar atentamente la evolución de su estado general.

Asimismo, es muy importante prestar  atención a curiosos (siempre presentes en este tipo de sucesos) que, lejos de brindar alguna ayuda, generan con su presencia un clima de espectacularidad y desesperación nada favorecedor para las víctimas. Es bueno saber que el herido todavía no tiene conciencia plena de su cuerpo y estado general, por lo que no agradable que vea caras ajenas de desesperación y susto. Así que si está a su alcance, intente retirarlos lo más posible del lugar de los hechos.

En segundo lugar, no haga de más

En muchas ocasiones, intentando ayudar podemos conseguir todo lo contrario; por eso por más que el general de la gente actúe de buena voluntad, hay cuestiones fundamentales que habría que evitar.

La primera regla básica es que nunca debe moverse a los heridos graves. Si existe la mínima posibilidad de que las víctimas tengan algún tipo de lesión medular desconocida por todos hasta ese momento, intentar moverlo podría convertirlo automáticamente, en una víctima fatal. Para eso esperaremos a la asistencia médica; pues son ellos quienes cuentan con los conocimientos necesarios para trasladar a los siniestrados.