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2011 18 Ago

El airbag o bolsa de aire es un sistema de seguridad complementario al de los cinturones. Su función principal consiste en amortiguar el impacto del cuerpo de aquellos ocupantes de los asientos delanteros del vehículo, en caso de una colisión frontal o semi-frontal que provoque ser eyectados hacia el exterior. Asimismo, existen también airbags laterales para aquellos casos en que los golpes provienen de los costados.

Las bolsas de aire poseen detectores de impacto en la parte anterior del automóvil y bolsas de nylon que se inflan mediante una reacción del tipo química entre producciones propias de gas nitrógeno. Por regla general, estos dispositivos se encuentran en el centro del volante o en el salpicadero del automotor.

De qué forma actúan

En caso de una colisión frontal, el sensor detecta al instante que el coche se ha detenido de manera brusca, activando la reacción química a la que hicimos alusión más arriba. De esta forma, la bolsa se inflará y se disparará hacia el pasajero a una velocidad aproximada de 300 km/h. Los sacos se encargarán de distribuir el impacto sobre el cuerpo del pasajero para que no concentren el golpe en un lugar particular, amortiguando así el efecto. Casi de forma inmediata los gases internos comenzarán a escaparse por unos orificios de la tela para permitir que el pasajero no se ahogue y pueda moverse.

De todas formas, es bueno recordar que el Airbag es un sistema de seguridad que complementa al cinturón pero que de ningún modo lo sustituye: el uso del cinturón ayuda a mantener el cuerpo de la persona en una posición apropiada para recibir la amortiguación que sigue.

Algunos inconvenientes

No obstante el uso del airbag puede generar todo tipo de lesiones físicas: en personas adultas generalmente provocan contusiones y fracturas de dedos, brazos  o antebrazos. En niños, en cambio, pueden llegar a ser mortales, ya que no están diseñados para tallas tan pequeñas. Por eso, no olvide llevar a los niños en los asientos traseros y con las medidas de seguridad adecuadas para ellos.

 

2011 16 Ago

En numerosos países de Hispanoamérica existe actualmente una tendencia en alza respecto de los accidentes de tráfico. La propensión se ve reflejada tanto en número como en violencia vial, con el consiguiente aumento de muertos. Las estadísticas oficiales latinoamericanas indican que los accidentes viales se encuentran entre las primeras causas de mortalidad juvenil a nivel continental.

Preocupación y motivos

La altísima preocupación de los gobiernos ante estos hechos se ve en ajustes a sus normativas (quita de puntos a licencias de conducir, altas multas, graves sanciones), mejoras en las señalizaciones y caminos y en  los diseños vehiculares para incrementar la seguridad del automotor; pero, desgraciadamente, ninguna de estas mejoras provoca el descenso de los siniestros callejeros.

Las causas más habituales de este tipo de accidentes radican básicamente en errores humanos y, por lo tanto, podrían haber sido evitado en el 90 % de los casos. La imprudencia y el consumo de bebidas alcohólicas o estupefacientes que alteran la percepción del entorno se encuentran entre las fuentes primarias de estos desgraciados sucesos.

El por qué de los sucesos

Por lo general, el conductor no ha sido formado correctamente  en una autoescuela: es muy común que los principiantes aprendan a conducir de la mano de algún familiar o amigo no cualificado y en cuyas enseñanzas se dejan de lado las normas de circulación (aunque no siempre sucede, obviamente).Lo peor de este tipo de casos es que quien conduce está totalmente seguro de que no ha cometido ningún error pues es lo que se le ha transmitido.

Además, la idiosincrasia de cada país es un fuerte obstáculo a sortear: las normativas suelen pasar desapercibidas para muchos.

Por estos motivos, algunos países han tomado una medida excelente que consiste en implementar la educación vial en las escuelas como materia obligatoria en el plan de estudios. Si bien  es un plan a largo plazo, es importante entender el rol de la educación  en las formas de relacionarse  a nivel social y cultural. Nuestra forma de conducir como grupo social está, sin dudas, dentro de estas expresiones.

2011 16 Ago

En la entrega de hoy hablaremos de una  ciencia que se dedica a analizar el comportamiento de la mente humana como receptora de significados emitidos por distintos modelos de significantes. La disciplina en cuestión, la Semiología, analiza, efectivamente, el sentido emitido por cierto signo o símbolo es el que realmente intenta emitirse o se necesitan determinados ajustes en su expresión gráfica.

Aspectos generales del estudio

El estudio semiológico del signo en las señalizaciones viales está dividido en dos partes bien definidas; a saber:

a)      La Semiótica: Relacionada directamente con la simbología gráfica de los símbolos y signos no lingüísticos.

b)      La Semántica: está dedicada exclusivamente a la esfera de la comunicación lingüística

Pero, en términos generales, la semiología es la encargada del estudio de los dispositivos viales para determinar si estos transmiten correctamente la información. A través del tiempo, la incorporación de esta disciplina a la señalización urbana ha permitido perfeccionar el funcionamiento de los gráficos para lograr así una comunicación eficaz.

Es esta fluidez en la comunicación la que permite generar un entorno más seguro a los peatones y vehículos que circulan en las vías de las ciudades.

El signo en cuestión

Pero ¿cuál es el concepto básico de “signo”? Podríamos resumirlo diciendo que se trata de una representación que está en lugar de otra cosa, que está allí para hacernos saber de qué se trata; es la síntesis de una idea trasladada de un lugar a otro. Para que se entienda pongamos un ejemplo: si vamos transitando por una carretera y advertimos un cartel amarillo con un niño dibujado dentro, interpretamos que nos acercamos a una zona de escuelas y por lo tanto debemos disminuir la velocidad y prestar más atención a la circulación. Esa sería una correcta interpretación del signo gráfico.

Lo que se consigue con el signo es transmitir información precisa y concisa de forma que pueda ser asimilada por nuestro cerebro de manera rápida y poder tomar así, decisiones al respecto.

 

 

2011 12 Ago

Cuando ocurre un accidente en la vía pública cabe analizar cuáles fueron los desencadenantes que lo provocaron y en función de eso, se deben determinar las causas del mismo.

El no acaecimiento de un siniestro viene determinado por la combinación armónica de tres factores que se interrelacionan: la vía o entorno, el ser humano y por último, el vehículo (o los vehículos) que participan. Un desequilibrio en la interacción entre ellos puede derivar en un problema y cada uno puede tener diferentes grados de responsabilidad en el mismo.

Con respecto al entorno

Se lo llama técnicamente vía o medio. En este caso, es el factor humano el que debe adaptarse al mismo para la correcta circulación. En muy pocas ocasiones es la causa principal del siniestro ya que por lo general es un elemento pasivo que no interviene demasiado en los sucesos; sin embargo, es habitual que aporte determinados factores intervinientes en los desplazamientos y detenciones de los vehículos. El buen estado general de este elemento y la correcta señalización prevendrán problemas posibles.

Con respecto al factor humano

Este factor es el responsable de más de la mitad de los accidentes de tránsito ya sea por negligencias, violación de las reglas y demás. Los motivos que involucran a los seres humanos como principales responsables de estos inconvenientes se dividen en dos ramas:

a) Somáticas: relacionadas a problemas posibles del conductor dentro de su organismo ya sean visuales, acústicos o fallos motores. Están incluidas las enfermedades en general.

b) Psíquicas: se relacionan directamente con los síntomas provocados por inconvenientes mentales. Depresión, manías y fobias, entre muchas otras, se encuentran  dentro de este grupo.

Con respecto al vehículo

En algunos casos, las fallas de un vehículo pueden desencadenar un accidente vial. Los más habituales son entre otros, reventón de un neumático, fallos del sistema de frenado y problemas de dirección entre otros.

 

2011 11 Ago

La aparición constante y el uso extendido de nuevos dispositivos móviles y pantallas de navegación asistida provocaron la reacción de los organismos de control vial, quienes buscan comunicar el uso correcto de este tipo de equipos para evitar así situaciones de distracción al volante.

En los últimos tiempos se sumó al uso de teléfonos celulares en cabina, la utilización de los dispositivos de navegación asistida, conocidos de forma usual como GPS, un recurso moderno que reemplazó  a los incómodos mapas.

Gps y Teléfonos inteligentes

Con costo  más accesibles día tras día debido a la competencia que tienen con los smart phones, estos dispositivos cartográficos se lucen en la mayoría de los automóviles que circulan en las calles de las  grandes ciudades.

Estos novedosos accesorios se suman a la creciente presencia de dispositivos del tipo electrónico dentro de la cabina de mando del vehículo. El problema, es que todos ellos están calificados como potenciales elementos de distracción  para la persona que se encuentra al volante.

Algunos problemas

Según indican los especialistas: “El 50 % de las distracciones  se producen al hablar con un teléfono celular. Incluso la utilización de los dispositivos “manos libres” para responder a una llamada implican al menos unos 8 segundos de distracción en el proceso de conducción”.

Ante estas recomendaciones gubernamentales de uso, las compañías desarrolladoras de los sistemas de navegación buscan diferentes alternativas para evitar generar distracciones en los conductores. Desde las empresas apuestan a nuevas tecnologías donde el desarrollo sea visual, intuitivo y fácil de entender.

Desde las herramientas integradas al vehículo, las compañías automotrices advierten sobre los riesgos que provocan estas distracciones al volante: un buen ejemplo es el sistema Sync de la empresa Ford, introducido mediante el modelo Fiesta, que recomienda no utilizar los dispositivos portátiles durante el trayecto.

Luego del surgimiento de sistemas de navegación GPS en vehículos particulares, desde los organismos de control reconocen que si bien el factor central de distracción es el celular, las demás herramientas plantean un problema similar.