Para tomar una curva correctamente deberemos de hacer una serie de maniobras con nuestra motocicleta: frenar, tumbar la moto y acelerar.
El secreto de las curvas está en su previsión. La curva hay que trazarla en nuestra mente antes de entrar en ella: Velocidad a la que se va a entrar, marcha y trazada, son los factores que hay que tener en cuenta de antemano cuando lleguemos al inicio de la curva.
Hay que diseñar la trazada de manera que sea una continuidad a lo largo de todo el giro, haciendola sencilla, homogénea y eficaz.
Cada curva es diferente. Lo primero a observar en la distancia es el grado de curvatura que tiene, peralte y visibilidad de salida. Por tanto, adaptar la velocidad al planteamiento que hayamos hecho de la curva, será nuestra prioridad.
La primera parte de la curva, es la más importante. Las consecuencias de lo que hagamos en ella, las recogeremos en el trazado de salida. Si entramos con la velocidad correcta y la trazada adecuada, se obtendrá la mejor aceleración en el final de curva. Si nos equivocamos en la velocidad de entrada, nos veremos obligados, bien a frenar en plena tumbada de la motocicleta, o bien a modificar trazada, o lo que es peor, las dos cosas.
Lo habitual es que desconozcamos la carretera por la que circulamos y por lo tanto sus curvas. Por tanto, hay que adaptar la velocidad de ataque a lo que se ve. Conducir según la salida que se intuye, es muy peligroso y, con frecuencia, lleva a un susto o a una caída.
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Javier Merino
Profesor de Formación Vial
