Los jóvenes representan el 22% de la población española y el el 20% de los conductores, además es precisamente entre los jóvenes, especialmente entre los 15 y los 24 años, entre los que se producen más víctimas de accidentes de tráfico.
Los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte entre los conductores más jóvenes y un joven español tiene el doble de posibilidades de fallecer en un accidente de tráfico que un sueco o un inglés.
En nuestro país, los jóvenes representan el 36% de las muertes por accidentes de tráfico y el 42% de los heridos graves, por hacernos una idea de lo que esto representa, durante los últimos 10 años 15.000 jóvenes entre 15 y 29 años se han dejado la vida en las carreteras.
A pesar de lo que pueda parecer con estas cifras tan estremecedoras, precisamente son los conductores más jóvenes los que han contribuido a bajar el número de muertes en carretera durante los últimos 6 años, de hecho desde el 2003 se ha reducido en más del 64% el número de víctimas jóvenes en accidentes de tráfico.
Entre las causas que han hecho posible que se haya producido este importante descenso de víctimas jóvenes implicadas en accidentes de tráfico se encuentran el carné por puntos, la reforma del Código Penal, el aumento de los controles, las campañas de concienciación, la generalización de la figura del conductor alternativo y el rechazo de las conductas temerarias por el entorno juvenil.
Para Roberto Durán, director del área de Psicología del Tráfico del Colegio de Psicólogos de Madrid, el ejemplo de los padres al volante también resulta una contribución fundamental, según explica “En la educación vial, si no cuentas con los padres, todo lo que hagas no tiene ningún valor”.
Según los datos del RACC (Real Automóvil Club de Cataluña) el 45,8% de los jóvenes utiliza el coche en sus salidas de ocio.
El principal hándicap al que se enfrentan los jóvenes conductores es su falta de experiencia, de hecho la etapa más peligrosa se da entre el primer y el tercer año del permiso aunque no es hasta el sexto año cuando se estabiliza la siniestralidad.
De todos modos, aunque se haya producido este descenso tan importante en el número de jóvenes fallecidos en accidentes de tráfico, sólo durante el año pasado 730 personas menores de 25 años perdieron la vida en accidentes de tráfico, una cifra que sin duda no nos podemos permitir, así que aún queda mucho trabajo por hacer para lograr que estas cifras no sean tan altas.
Fuente: El País