Las razones del caos bonaerense

A la hora de conducir, Buenos Aires es una de las capitales más caóticas que existen hoy en día, al menos en lo que respecta a América Latina. Vías en mal estado, manifestaciones, imprudencias, aparcamientos escasos y falta de agentes que regulen este desorden son algunas de las causas.

Para empezar, en lo que va de 2012, se han contabilizado una media, según el diario argentino “La Nación”, de veinte manifestaciones por semana, con sus cortes de calles, sobre todo en la zona centro de la capital, donde se encuentran los edificios públicos y, claro está, la mayor densidad de tráfico.

La infraestructuras dificultan la circulación

El estado de las calles tampoco ayuda a que la circulación sea más fluida: remitiéndonos de nuevo al citado diario, se calcula que las calles porteñas están perforadas por unos 4.000 baches y que el 75% de las esquinas 3.764 reguladas por semáforos no están controladas a distancia para asegurar su funcionamiento.

Además, tampoco se respetan los horarios de carga y descarga de los vehículos grandes ni los lugares destinados a ello, entre otros motivos porque el sitio destinado a esta operación es insuficiente para los 52.000 camiones y furgonetas que sufren y hacen sufrir el tráfico capitalino.

Otro de los motivos que hacen de circular en la capital porteña un imposible es la falta de respeto por la norma. Así, los semáforos y señales de todo tipo son, para muchos, más un adorno que un regulador. Para más INRI, son sólo 981 guardias de tráfico repartidos en seis turnos (200 en cada uno) los que se ocupan de hacerlas respetar.Finalmente, y hablando de nuevo del espacio, el millón setecientos mil vehículos que compone en parque bonaerense sólo tiene un millón doscientos mil aparcamientos: el resto se ve relegado a la doble o triple fila, si no quiere dar una docena de vueltas a la manzana para hallar un hueco.

Existen soluciones

Esta situación, que se agrava en la puerta de los colegios, ha provocado que el gobierno municipal esté tomando una serie de medidas, que comenzaban ya desde 2007, como carriles bici; el fomento del uso del transporte público, para el que se han construido carriles especiales; y la construcción de rotondas.